Ubicado en el distrito de Santa Anita, rodeado de casas, colegios y pistas se encuentra la huaca popularmente llamada por los escolares “la guerra”, un recinto arqueológico que, a pesar de los siglos, guarda en perfecto estado algunas partes de sus muros divisándose lo imponente que era; sin embargo por más que conserve algunas partes intactas, hoy solo es arenal y es utilizada para diferentes actividades nada arqueológicas y turísticas como debería explotarse un recinto cultural.
ASÍ LA DESTRUYEN
La huaca que se encuentra a las espaldas del colegio Julio C. Tello N° 39 cuenta con 200 metros cuadrados y es empleada para depósitos de basura que, al cruzar el recinto, desprende un olor insoportable no solo causado por los desechos materiales, sino por los animales muertos que son abandonados a la intemperie. Además de ser utilizada para el fulbito de arena, es también empleada para los deportes extremos: muchos niños y adolescentes son abordados por la adrenalina y se lanzan con sus bicicletas desde la cima de la huaca dejando cientos de franjas sin saber el daño que le causan a la antigua arquitectura.
PELIGRO EN LA NOCHE
Por las noches la huaca parece recobrar su vida pasada llena de misterio y de batallas épicas, pero no de sus antiguos habitantes ni tampoco como una recreación cultural de lo que fue, sino por los escolares de distintos colegios que con piedras y palos en mano, batallan en la cima de la huaca por saber cual es el colegio más “parador”, serenazgo no tarda en llegar y todos son dispersados; sin embargo horas más tarde personas de mal vivir (drogadictos y alcohólicos) abordan la arquitectura volviéndose un lugar donde el robo es continuo.
Para Maria Bizarra Hualpa vecina de la huaca y espectadora de muchas batallas escolares.
En todos sus diez años viviendo junto al recinto arqueológico, a pesar de tener un anuncio enorme en la pared trasera del colegio Julio C. Tello (Instituto Nacional de Cultura, Complejo Arqueológico Perales) sobre el cuidado de las ruinas, nunca vio un arqueólogo y si por ella fuese mandaría a derrumbar totalmente la huaca por la delincuencia vivida.
LA MUNICIPALIDAD SE PRONUNCIA
Buscar información referentes a la huaca en Santa Anita es como tratar de evitar que se maltrate el recinto arqueológico; casi imposible, es inexistente los datos o la información es negada. Según el arquitecto de la Municipalidad de Santa Anita, Guillermo Rodríguez Rivera, el municipio no se encarga de velar por la huaca, y que todo movimiento a favor del recinto debe ser consultado previamente con el INC (instituto Nacional de Cultura) pero que recientemente le ha llegado dos informes del Instituto Nacional de Cultura, para el cuidado de la huaca.
El año pasado se anunció que el Estado junto al INC y con ayuda de aportes privados planearon invertir como parte de un proyecto orientado a impulsar el turismo en la capital y reconstruir y mantener viva el pasado preínca que existen en Lima, no solo con la huaca de Santa Anita sino con las decenas de restos arqueológico que se encuentran en la capital, evidentemente en abandono. Lamentablemente la huaca de Santa Anita sigue esperando ser cuidada debidamente
ASÍ LA DESTRUYEN
La huaca que se encuentra a las espaldas del colegio Julio C. Tello N° 39 cuenta con 200 metros cuadrados y es empleada para depósitos de basura que, al cruzar el recinto, desprende un olor insoportable no solo causado por los desechos materiales, sino por los animales muertos que son abandonados a la intemperie. Además de ser utilizada para el fulbito de arena, es también empleada para los deportes extremos: muchos niños y adolescentes son abordados por la adrenalina y se lanzan con sus bicicletas desde la cima de la huaca dejando cientos de franjas sin saber el daño que le causan a la antigua arquitectura.
PELIGRO EN LA NOCHE
Por las noches la huaca parece recobrar su vida pasada llena de misterio y de batallas épicas, pero no de sus antiguos habitantes ni tampoco como una recreación cultural de lo que fue, sino por los escolares de distintos colegios que con piedras y palos en mano, batallan en la cima de la huaca por saber cual es el colegio más “parador”, serenazgo no tarda en llegar y todos son dispersados; sin embargo horas más tarde personas de mal vivir (drogadictos y alcohólicos) abordan la arquitectura volviéndose un lugar donde el robo es continuo.
Para Maria Bizarra Hualpa vecina de la huaca y espectadora de muchas batallas escolares.
En todos sus diez años viviendo junto al recinto arqueológico, a pesar de tener un anuncio enorme en la pared trasera del colegio Julio C. Tello (Instituto Nacional de Cultura, Complejo Arqueológico Perales) sobre el cuidado de las ruinas, nunca vio un arqueólogo y si por ella fuese mandaría a derrumbar totalmente la huaca por la delincuencia vivida.
LA MUNICIPALIDAD SE PRONUNCIA
Buscar información referentes a la huaca en Santa Anita es como tratar de evitar que se maltrate el recinto arqueológico; casi imposible, es inexistente los datos o la información es negada. Según el arquitecto de la Municipalidad de Santa Anita, Guillermo Rodríguez Rivera, el municipio no se encarga de velar por la huaca, y que todo movimiento a favor del recinto debe ser consultado previamente con el INC (instituto Nacional de Cultura) pero que recientemente le ha llegado dos informes del Instituto Nacional de Cultura, para el cuidado de la huaca.
El año pasado se anunció que el Estado junto al INC y con ayuda de aportes privados planearon invertir como parte de un proyecto orientado a impulsar el turismo en la capital y reconstruir y mantener viva el pasado preínca que existen en Lima, no solo con la huaca de Santa Anita sino con las decenas de restos arqueológico que se encuentran en la capital, evidentemente en abandono. Lamentablemente la huaca de Santa Anita sigue esperando ser cuidada debidamente
[como prueba, un video de cómo destryen una huaca]
